Disciplina = Libertad

Buenas,

Esta semana te voy a hablar de dos conceptos que a primera vista parecen muy diferentes pero que, en realidad, van de la mano.

Disciplina y libertad.

Vamos a descubrir cómo estas dos palabras combinan mejor que una tarde fría y una taza de chocolate caliente.

Seguro que cuando lees “disciplina“ se te viene a la cabeza palabras como estricto, rutina cerrada, inflexibilidad, sufrimiento o aburrimiento.

Y, al leer “libertad“, frases como “hacer lo que quiero, cuando quiero y donde quiero” afloran a tu mente.

¡Qué alejadas parecen! ¿Verdad? Pero nada más lejos de la realidad.

Una es consecuencia de la otra

Porque al ser disciplinado pones por delante las tareas que son importantes para ti y tu futuro.

Y esa dedicación tiene una recompensa: una vez terminado ese tiempo de enfoque, obtienes el tiempo que necesitas para hacer lo que realmente quieres.

La tan ansiada libertad.

Aunque parezca que solo se consigue haciendo lo que te gusta cuando quieres, en realidad, es la otra cara de la moneda de la disciplina.

Y, si no, dime:

¿Cuántas veces te has arrepentido de no haber sido disciplinado al ver que el tiempo se te ha echado encima?

¿Cuántas veces has lamentado no haber sido disciplinado al ver que el problema que enfrentas es fruto de la procrastinación?

¿Cuántas veces has deseado haber sido más disciplinado al ver a tu amigo de vacaciones con su familia, mientras tú no puedes hacerlo por falta de tiempo o dinero?

Tienes derecho a la libertad, pero la disciplina es tu obligación.

Sí, se que es fácil decirlo.

Pero a la hora de llevarlo a la práctica, no es tan sencillo.

De echo, es realmente difícil.

Pero eso no es excusa de nada.

La libertad está por encima de todo, y no existe tarea, obligación ni desafío tan difícil, arduo o imposible que no merezca ser afrontado por la tan ansiada…

LIBERTAD

Gracias por tu tiempo y nos vemos la semana que viene.