La curva del olvido

Buenas,

¿Te suena?

Sí, es tu memoria cuando no se acuerda de algo.

Una hoja en blanco.

La nada.

Como te dije la semana pasada, hoy te voy a hablar de la curva del olvido.

Ya te dije qué me pasaba con los libros que leía, bueno, pues esto de la curva del olvido sucede constantemente.

Con libros, estudios, fechas, con algo que te contaron el otro día…

Lo que pasa es que muchas de las cosas que se nos olvidan no son muy relevantes y no le damos mucha importancia cuando La Nada ocupa su lugar.

La Curva del Olvido es un concepto desarrollado por el psicólogo Hermann Ebbinghaus a finales del siglo XIX. Básicamente, muestra cómo la información se desvanece de nuestra memoria con el tiempo si no hacemos un esfuerzo consciente para recordarla. Según Ebbinghaus, olvidamos aproximadamente el 50% de lo que aprendemos una hora después de haberlo aprendido, y hasta el 70% después de un día.

Párrafo largo, lo se.

Pero dentro de una hora intenta recordar qué es lo que ponía en este párrafo.

Y dentro de un día haz lo mismo.

Así que imagínate lo que pasa con ese libro o vídeo de youtube donde te hablan de cómo invertir tu dinero sin quedarte pobre por el camino.

Una información valiosa y que merece la pena que la recordemos.

Pero que dentro de un mes, no nos acordaremos ni de un 10%, y tu puedes dar gracias de que te quede el 10% de lo que invertiste.

Pero no te preocupes, porque hay formas de combatirla.

Porque aunque olvidar sea algo natural, también lo es recordar.

Te cuento.

Aquí es donde entra en juego la repetición espaciada y la revisión activa.

Cuando aprendes algo nuevo, es importante revisarlo de manera periódica.

No basta con leer o estudiar una vez y esperar recordarlo para siempre.

Tienes que ir repasando la información en intervalos cada vez más largos.

Por ejemplo, después de aprender algo nuevo, revísalo al día siguiente.

Luego a los tres días, a la semana, al mes, y así sucesivamente.

Cada vez que repasas aumentas el periodo entre repasos porque esa información la tienes cada vez más interiorizada.

Hasta que acaba siendo parte de tu conocimiento.

También puedes intentar hacer pruebas de autoevaluación.

Hacerte preguntas sobre el material que has aprendido no solo te obliga a recordar la información, sino que también te ayudan a identificar las áreas que necesitas reforzar.

O usar mnemotécnicas, establecer recordatorios o usar aplicaciones y herramientas digitales como Anki.

Implementar estas estrategias en tu vida diaria no requiere mucho tiempo y puede tener un impacto significativo en tu productividad.

Gracias por tu tiempo y nos vemos la semana que viene.