Anticipación dopaminesca

Buenas,

Como te comenté en el email de la semana pasada, hoy te quiero hablar de la anticipación dopaminesca.

No creo que esa palabra exista, pero bueno, que me perdone la RAE.

¿Y a qué me refiero con esto de anticipación dopaminesca?

Muy fácil, mira.

Son las 11:00 de la noche y estás viendo una serie en tu sillón bien blandito.

Repasando lo agotador que ha sido el día, de repente te entra hambre.

En ese momento te acuerdas que tienes una tableta de chocolate con almendras y vas a por ella.

Coges un trozo y regresas a tu cómodo sillón mientras notas como el chocolate se va derritiendo en tus dedos.

Por fin te sientas y miras el trozo de chocolate sintiendo unas ganas irrefrenables de comértelo.

Un segundo después, notas el “CRACK“ seguido de un sedoso dulzor derritiéndose en tu boca.

Si te han entrado ganas de comer chocolate o si se te ha hecho la boca agua, entonces he hecho bien mi trabajo.

Y sobre todo, ahora sabes qué es la anticipación dopaminesca.

Explicado de forma sencilla, es ese momento donde tu cerebro puede simular o predecir el placer que te daría aquello que quieres.

Y cuidado.

Después de esa sensación, viene el autoengaño de “por un poco más, no pasa nada“ o “bueno, es más caro pero, tiene esto y esto otro y puede que lo utilice algún día“

La semana pasada te contaba que el pensamiento de tener>hacer>ser era una trampa.

Y es que, en este caso se ve claramente cómo tu cerebro te engaña haciendo castillos en el aire de cómo será tu vida cuando tengas “X”

De lo cómoda, excitante y divertida que será tu vida cuando…(termina la frase con lo que se te pase por la cabeza ahora mismo)

 

La realidad es más cruda, dura y fría.

Cada cosa que quieras obtener de ella, tiene asociado una factura que tienes que pagar.

Y esa parte la omitimos con la anticipación dopaminesca.

Nos conformamos con una recompensa a medias y falsa, creada por nuestra imaginación.

Y así pasamos, lamentablemente, nuestra vida, viviendo sin el coraje suficiente como para atravesar el muro de dolor que tenemos enfrente y poder disfrutar realmente de nuestra recompensa completa y verdadera.

Deja de engañarte con el placer de tus castillos en el aire y empieza a vivir el día a día.

Gracias por tu tiempo y nos vemos la semana que viene.